Volverán las oscuras
golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo
frenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas ... ¡no volverán!
Volverán las tupidas
madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de
rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas ... ¡no volverán!
Volverán del amor
en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de sus profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de
rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate
así ... ¡no te querrán!
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